Claudia es la última mujer asesinada en manos de su pareja. Tenía 17 años y aún estaba en el instituto. Es la tercera víctima de violencia de género en lo que va de año y, de nuevo, una parte de la sociedad se estremece, mientras otra parte cuestiona que ser mujer fue la causa fundamental de su asesinato.
Quienes nos dedicamos a la educación y luchamos contra la violencia de género hoy nos sentimos directamente interpeladas y debemos admitir nuestra incompetencia. Nos sentimos frustradas, porque, lejos de conseguir transformar la sociedad, seguimos lamentando asesinatos.
Supongo que no les pasa lo mismo a quienes ostentan la responsabilidad de poner en marcha medidas en el sistema educativo de nuestra comunidad para, al menos, cumplir con la Ley para la igualdad efectiva entre mujeres y hombres de Cantabria, que ya tiene tres años. Suponemos que no se sienten interpeladas por esta y otras violencias que seguimos sufriendo las mujeres sin que nada cambien dentro del sistema educativo.
Nuestra Consejería de Educación, sin ir más lejos, acaba de inaugurar una página web en la que se refleja perfectamente la falta de responsabilidad política y la falta de compromiso con la igualdad y con la lucha contra la violencia de género. Después de buscar y buscar, hemos encontrado un apartado dentro de otro apartado dedicado a la coeducación en el que sólo aparecen referencias legales, por cierto, de normativas que esta Consejería incumple. Esto es sólo el reflejo de la realidad de las políticas de igualdad de esta Consejería.
La ley les pedía que crearan una Unidad Técnica de Igualdad para poner en marcha un proyecto coeducativo bianual que guiara los proyectos coeducativos de los centros y, en vez de eso, se ha nombrado a una persona dentro de otra unidad técnica de la que desconocemos su formación, implicación e incluso funciones.
La ley les pedía que incluyeran la igualdad y la prevención de la violencia de género en nuestro currículo educativo y no se ha hecho nada. Seguimos sin realizar educación afectivo sexual en nuestras aulas, sin enseñar a nuestro alumnado a construir relaciones sanas, sin prevenir conductas violentas, sin reducir el machismo a su mínima expresión.
También la ley les pedía que se revisaran los materiales curriculares, que diera más peso a las responsables de Igualdad de los centros, que realice formación obligatoria a los y las docentes…nada de nada de nada de nada.
Sólo se trabaja la igualdad en los centros, porque hay personas comprometidas, interpeladas y responsables en los claustros que, dedicando mucho esfuerzo y tiempo personal, crean programas, diseñan actividades y se forman en las escasas plazas que se ofrecen en los cursos de los Centros de Formación del Profesorado.
Por cierto, sólo la mitad de las personas responsables de igualdad y un tercio de las personas que integran los equipos directivos de los centros educativos tienen formación específica sobre el tema, porque esta formación es voluntaria.
Le preguntamos directamente a la señora consejera: ¿Cree que ha hecho todo lo posible desde su puesto de responsabilidad para acabar con la violencia de género? ¿Cuándo va a comenzar a cumplir con las medidas que la Ley de Igualdad de Cantabria exige a su Consejería? ¿Va a seguir poniendo de excusa la pandemia para no actuar? ¿Dónde está su preocupación por acabar con la violencia de género?