Formalmente el Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Cantabria se constituye en octubre de 1980. El STEC nació después de varios años de luchas organizadas mediante coordinadoras y asambleas que, a lo largo de los años setenta, cubrieron la falta de organizaciones sindicales en el sector. Dos movilizaciones muy importantes, la realizada contra el proyecto de Estatuto de Centros Docentes del gobierno de UCD y la de los maestros provisionales en su lucha por permanecer en Cantabria, aglutinaron a una serie de personas en torno a las cuales cristalizó definitivamente el STEC. Mientras esto ocurría en Cantabria, en otros territorios del Estado surgieron, con el mismo origen asambleario, sindicatos de enseñantes iguales al nuestro. La unión de todos ellos había dado origen a la Confederación, entonces con las siglas UCSTE (Unión Confederal de Sindicatos de Trabajadores de la Enseñanza) a la que pronto se sumó el STEC y que, en la actualidad, después de diversos cambios y peripecias, tiene presencia en todo el Estado con el nombre de Confederación de Sindicatos de Trabajadores de la Enseñanza (siglas STEs).
En los primeros años, el STEC tuvo que abrirse camino en un panorama complicado, sin apenas recursos, no reconocido por el MEC, sin liberados sindicales… Tiempos difíciles en los que hubo que enfrentarse a los diversos proyectos jerarquizadores que el Ministerio intentó poner en marcha: fueron las huelgas de los años 85, 86 y 87 contra la carrera docente y por el Cuerpo Único de Enseñantes.
El sindicato fue creciendo, extendiendo su mensaje y métodos asamblearios y consolidándose poco a poco, hasta llegar a un punto de inflexión en el curso 87/88.
Las elecciones sindicales de 1987, las primeras, fueron una sorpresa para el MEC, porque el STEC se convirtió en la segunda fuerza sindical de Cantabria. Con ello llegó el reconocimiento institucional, el acceso a mesas de negociación, los primeros liberados sindicales que nos permitieron hacer un trabajo mucho más intenso y sostenido. Ese mismo curso conoció una de las mayores movilizaciones en el sector de la enseñanza pública. Las huelgas de 1988 por la homologación salarial demostraron, la capacidad organizativa y el poder de convocatoria de esta organización que, a partir de entonces, ha continuado creciendo.
Con el sindicato definitivamente consolidado e implantado en Cantabria, pusimos en práctica el binomio presión/negociación.
Nuestro sistema de presionar y negociar a la vez fue el método mediante el cual encaramos, con diversos resultados, lo más duro de la reconversión que padeció el sistema educativo durante buena parte de los años 90, con el descenso demográfico y la implantación de la LOGSE. Este sistema de negociar y presionar nos permitió también llegar a acuerdos que mejoraron la situación de los provisionales, se consiguió la permanencia en Cantabria del profesorado en expectativa de destino y los primeros acuerdos de estabilidad de los interinos.
En cualquier caso, la dependencia del Ministerio constreñía demasiado nuestra capacidad de incidir sindicalmente, al tomarse la mayor parte de las decisiones importantes en Madrid. Esta situación iba a experimentar un vuelco con la asunción por parte de Cantabria de competencias plenas en Educación.
Acuerdos, lucha por la enseñanza pública y penetración en otros sectores
La asunción de competencias en Educación por parte de la CC.AA. de Cantabria culmina el 1 de enero de 1999. Hacía apenas un mes que se había producido un hecho sindical importante: el STEC había ganado por primera vez y de forma muy clara, las elecciones sindicales. El sindicato se vio con la responsabilidad de ser la organización mayoritaria justo en el momento más crucial para el sistema educativo de Cantabria.
Fruto de la negociación y de la presión, llegaron acuerdos positivos: la adecuación retributiva de 1999 (subida lineal e igual para todos que terminó de cobrarse en enero de 2001), el arreglo escolar de ese mismo año que terminó con saldo positivo, los pactos de estabilidad de interinos (profesorado del Conservatorio, Profesores Técnicos de F.P. y Maestros), el concurso de traslados regional, bianual y cerrado para Cantabria, la adscripción virtual de maestros al primer ciclo de la ESO que se hizo en el año 2000, etc.
Pero también ha habido importantes desacuerdos con la Consejería: el no cumplimiento del pacto de estabilidad en Secundaria, los arreglos escolares del 2001 y del 2002 con saldos negativos, o el más reciente protocolo de negociación de diciembre de 2001 que el STEC no suscribió.
Pero, sin duda, el principal enfrentamiento que el STEC viene manteniendo con la Consejería se centra en la defensa de la enseñanza pública amenazada por la política de conciertos. Tres años consecutivos de movilizaciones y de constante denuncia pública, nos han permitido convertir a Cantabria en la comunidad que, junto con Andalucía y Canarias, menos porcentaje tiene de concertación en los tramos no obligatorios. Esta lucha, muchas veces llevada en solitario por el STEC, debido a las deserciones y contradicciones del resto de sindicatos, ha sido pionera en el resto del Estado, porque, después de nosotros, otras regiones también se han movilizado con similares objetivos.