Como sabéis, el STEC se financia exclusivamente con las cuotas de sus afiliad@s, rechazando toda subvención pública para garantizar nuestra independencia como sindicato. A nosotr@s, ninguna administración puede amenazarnos con «cerrarnos el grifo» de subvenciones o cursos de formación, nuestras sedes y recursos no dependen ni total ni parcialmente de sus fondos: nos debemos, también en lo económico, única y exclusivamente al profesorado de la Pública de Cantabria.
En función de su representación, la Administración reparte fondos entre las organizaciones sindicales. Los más importantes, en el caso de Educación, son autonómicos. Ésos, son directamente rechazados por el STEC. Pero también hay subvenciones estatales del Ministerio de Trabajo, que corresponden a la Confederación de STEs-i, donde convivimos sindicatos con distintas filosofías al respecto, por lo que no pueden ser devueltas «en origen». Hasta ahora, veníamos dejando la parte proporcional del STEC-Cantabria de esas partidas en un fondo solidario de la Confederación, que elaboraba un certificado de que también habíamos renunciado a esa parte.
En la última Asamblea General, sin modificar un ápice nuestros principios de no recibir financiación pública, aprobamos que, en coherencia con nuestros principios de autogobierno, sería el STEC, en Cantabria, el que decidiera con transparencia democrática (tal y como venimos haciendo con el salario de l@s liberad@s en las huelgas) el destino de esos fondos ministeriales, que se originan por la representatividad que nos otorga el profesorado de esta tierra.
Por ello, iniciamos una votación entre la afiliación para decidir la causa benéfica (de entre cuatro opciones que recabó el Secretariado) a la que hemos querido destinar, de forma solidaria, esa parte proporcional de los fondos ministeriales (1.051,25 €) que corresponden a la representación del STEC en Cantabria.
La opción preferida por el 48% de l@s 170 afiliad@s que votaron fue el caso de Alba Illera Abascal, una niña de Santillana que es una de las siete personas que en el Estado español tienen diagnosticado el Síndrome de Pierpont, una patología ultrarrara que tiene asociado retraso psicomotor, dificultades visuales, problemas de oído, movilidad reducida, escoliosis o problemas relacionados con la gestión de las emociones. Requiere terapias, atención constante y dar a conocer su enfermedad para atraer la atención de las instituciones y avanzar en la investigación. Además, la familia estaba buscando una buena silla para el coche, que podrá asumir con esta ayuda.
Desde nuestros principios, este tipo de ayudas benéficas debieran ser innecesarias, por estar garantizadas desde lo público. Pero en tanto que esto no ocurra, no es menos cierto que lo urgente debe ser atendido y nos enorgullece poder contribuir solidariamente a ello.
Las otras opciones votadas fueron la Asociación de Mujeres Arquia (Campoo), la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador (con la que colabora Interpueblos desde Cantabria) y Ruta 6 (Cabezón).
HACEMOS LO QUE DECIMOS
DECIMOS LO QUE HACEMOS