Ayer trascendía a los medios de comunicación las intenciones del Ministerio de Educación respecto a la EBAU de 2024, así que nos preguntaron al respecto, aportando cuatro cuestiones:
1) La sensación de que se van decidiendo cuestiones tan relevantes para el alumnado y para la programación docente sobre la marcha (de los cursos), sin contar con la comunidad educativa, y enterándonos por la prensa.
2) La EBAU, tal y como ha venido estando planteada, es una prueba poco pedagógica que condiciona la enseñanza de 2º Bachillerato, y no sería necesaria si hubiera más oferta de Educación Superior o si no hubiera oferta privada de Enseñanzas Medias, que hay que compensar porque existe una evidencia estadística de que inflan las notas para favorecer su negocio.
3) La clase política no hace los deberes y al final, lo paga el profesorado (que tendrá que hacer otro sobreesfuerzo mayúsculo para adaptar el nuevo currículo, más basado en competencias, a la prueba, más basada en contenidos) y sobre todo el alumnado, que lleva otro año más en un limbo normativo y no acaba de saber a qué atenerse, cómo se va a examinar.
4) No parece buena idea hacer elegir entre dos cuestiones tan importantes para la formación de personas críticas y sociedades democráticas, como son la Historia y la Filosofía. Menos aún, teniendo distinta atribución horaria…