Señala que el colectivo interino cántabro es el gran perjudicado de “la chapuza de la desestabilización” y el abuso de las comisiones
La movilidad del personal docente entre centros de nuestra red pública tiene un sistema ordinario, el Concurso General de Traslados (de ámbito autonómico o estatal en años alternos) y otro extraordinario que pueden solicitar quienes no obtienen destino por concurso de traslados: las comisiones de servicio. Estas otorgan un cambio de destino temporal por razón de necesidad de servicio (desempeño de puestos directivos o programas educativos), salud o conciliación; pero realmente otorgan un amplio margen de decisión a la Consejería, que permite la arbitrariedad del responsable político de turno.
El STEC, mayoritario en la Educación de Cantabria, ha llevado a cabo un estudio comparativo de la movilidad este curso, y ya hay más docentes moviéndose en nuestra comunidad por el método que debiera ser excepcional, que por el ordinario y reglado por baremo. Esta cuestión viene de atrás, habiendo incluso algún año en que se han concedido “por defecto” al haberse dado un cambio en la administración cerca del plazo y no disponer de tiempo para estudiar los cientos y cientos de solicitudes presentadas. Así las cosas, el método no deja de extenderse (con un crecimiento del 89% en los dos últimos años), habiéndose ganado la Consejería de Cantabria una fama de “chollo” en este sentido entre el resto de comunidades autónomas, desde las que se solicita comisión a nuestra tierra para acercarse a otras vecinas, lo que tampoco favorece la deseable estabilidad y arraigo de nuestro personal docente.
Este año, al tradicional saldo negativo en Cantabria del concurso de traslados estatal (-202 plazas en la última década), se han sumado las consecuencias del chapucero concurso de méritos impuesto por el Gobierno central para la “estabilización”. Tal y como advertimos y denunciamos desde STEC que ocurriría si no se limitaba autonómicamente, el proceso ha resultado más bien de “desestabilización”, con la mayor parte de los participantes teniendo que abandonar su comunidad para obtener la plaza y buscando lógicamente cualquier vía para retomar a su tierra, lo que se ha visto favorecido por administraciones como la canaria, que facilita la salida del personal que ha obtenido plaza allí, buscando recuperar el máximo de puestos para su colectivo interino.
Al final, son los distintos trabajadores y trabajadoras las víctimas de los sistemas injustos y arbitrarios que diseñan los gobernantes, siendo desestabilizados o dependientes de la gracia de los administradores, cuando debieran haber tenido un auténtico proceso de estabilización en su tierra y disponer de criterios objetivables para cambiar de destino en pie de igualdad y con transparencia. En especial, los más perjudicados vuelven a estar entre los trabajadores más precarizados, el colectivo interino cántabro. Incluso, para la propia responsabilidad de la Dirección General de Personal Docente, debiera resultar deseable reglar el método y evitar erigirse en repartidor de gracias arbitrarias, aunque suponga a la administración tener que baremar méritos objetivos.
Por todo ello, desde STEC vamos a solicitar a la Consejería información de las tipologías de comisiones concedidas para analizar mejor la causística, proponiendo priorizar fórmulas regladas para la movilidad en nuestra Comunidad y delimitar con criterios objetivables las fórmulas extraordinarias, de forma que atiendan causas realmente excepcionales.
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