Carta abierta al Director del Diario Montañés: Sustituciones y respeto para los trabajadores de la enseñanza

Sustituciones y respeto para l@s trabajadores/as de la enseñanza de Cantabria

El 22 de septiembre, ya sin la excusa de la pandemia, El Diario Montañés publicaba su enésimo artículo sobre sustituciones de docentes: “Educación ha tenido que sustituir a 516 docentes en el inicio del curso escolar”, titulaba con cifras gruesas. Antes, en septiembre, ya había detallado los millones que costó cubrir las bajas el curso pasado; en febrero combinaba la cifra de sustituciones con el gasto extra; en enero hubo dos, el 24 aportando porcentajes de sustituciones y el 13 calificándolo como “el más alto de la historia”; y así hasta aquel artículo sobre los docentes que habían solicitado permisos, licencias o bajas “después de Navidad”.

Las reacciones en la propia web del diario, fueran o no buscadas, cuestionan la honestidad y profesionalidad de los trabajadores públicos de la Educación, alimentando el mito de que la empresa privada es más eficiente.

Así, el usuario ‘Queimado’ señalaba que no le extrañan las cifras de la noticia: “En España el sector Público tiene un 50% más de bajas que el sector Privado. Así nos luce el pelo. Después a contratar empleados públicos: 2,3 millones en Alemania frente a los 3,2 de España. Si se siguiera el criterio de eficiencia y eficacia como en el sector privado otro gallo cantaría”. Por cierto, es falso.

‘Betacam’, por su parte, considera que “Este es uno de los grandes problemas del sistema educativo. El alto absentismo. Alguién se cree realmente esas 500 bajas que son reales y no una simulación? En serio? Dónde esta la inspección educativa?

‘La_Cotera’, tras dudar también de la profesionalidad de los médicos que dan las bajas y pedir que la inspección visite domicilios para cerciorarse, afirma que “esto ya es cachondearse del personal que les pagamos con nuestros impuestos”.

‘AlonsoSanMartín’, finalmente, comentaba que “En España, Sector público de la enseñanza = Analfabetismo, Ruina, Vividores y demás […]”.

Es la famosa construcción de la opinión pública(da). Ante esto, el colectivo de trabajadores y trabajadoras de la Educación Pública de Cantabria, tenemos que hacer pedagogía y exigir respeto. Empezando por cuestionar el mito interesado de que la eficiencia en la empresa privada sea mayor. Sin irnos muy lejos en el tiempo ni en el espacio, podemos comparar la «eficiencia» del transporte sanitario privatizado… o del servicio informático externalizado por la Consejería. O por poner un ejemplo que podemos comparar con la desastrosa gestión privatizada de basuras en Santander, la remunicipalización en Huesca propició que se duplicara el salario de los trabajadores, que mejorara notablemente el servicio y que se ahorraran dinero las arcas públicas. Y quizá también ha generado más bajas y sustituciones, porque hay que reconocer que se favorece el disfrute de los derechos laborales, mientras la precariedad provoca que se acuda a trabajar frecuentemente en malas condiciones, que es lo que parecen desear en su fuero interno los críticos con funcionarios y trabajadores públicos. Insistamos, que los datos están de nuestra parte: la Educación Pública es tan rentable como la privada y obtiene los mejores resultados con un alumnado más complejo.

Digamos incluso: más sustituciones tenía que haber, en el sector público y en el privado. No porque deseemos que nadie las necesite ni porque deba abusarse de la posibilidad, por supuesto, que en mi experiencia no lo hacemos; sino porque en el siglo XXI debiéramos disponer de muchas más facilidades, por ejemplo de conciliación. Y porque la Consejería debiera haber mantenido la agilidad en las sustituciones, para que el proceso de enseñanza-aprendizaje se interrumpa el menor tiempo posible para nuestro alumnado, pero ha preferido la cicatería.

Hagamos pedagogía con cuestiones que ya deslizaba la propia noticia, como que somos en total alrededor de 8.500 docentes en la Pública de Cantabria, lo que relativiza las cifras de sustituciones. O que en ese total de sustituciones y vacantes, aunque los suscriptores de ‘El Diario Montañés’ las perciban como un conjunto de bajas médicas que sangran las arcas públicas, hay todo tipo de motivos: jubilaciones, maternidad, formación, apoyos y refuerzos, vacaciones no disfrutadas, permisos remunerados de todo tipo (por ingreso hospitalario o fallecimiento de un familiar, exámenes, deberes inexcusables como acudir de testigo a un juicio, matrimonio, lactancia, etc.), reducciones de jornada, traslados…

Cabría explicar que muchas  de esas “sustituciones y vacantes” se deben a excedencias y licencias que no están remuneradas. O que al tratarse de una profesión feminizada, en una sociedad donde las mujeres aún soportan mayoritariamente las tareas de cuidados, muchas se originan por reducciones de jornada para seguir trabajando en casa con una persona dependiente menor o mayor de edad.

Cabría, como conclusión, preguntar por qué esa insistencia a la hora de poner en el punto de mira a los docentes: ¿Cuántos artículos han escrito sobre bajas o sustituciones en cualquier otro sector laboral? ¿Cuántos titulares similares recordáis sobre, por ejemplo, directivos de empresa?

La respuesta está en los empresarios que poseen y patrocinan los medios de comunicación, interesados en erosionar el prestigio de lo público en general, de los trabajadores de la enseñanza en particular. Mientras estamos defendiendo nuestra honorabilidad y profesionalidad, no estamos reclamando avances en derechos. Se hace necesario que seamos conscientes de esta agresión y hagamos frente, no sólo desde el profesorado cántabro que la sufrimos directamente, sino desde el conjunto de la sociedad que tiene derecho a una Educación Pública de calidad.

 

Diegu San Gabriel López
Miembro del Secretariado del STEC

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